KUKUSHKA-TEAM: BAÚL DE KUKUSHKA: SENTIMIENTOS Y EMOCIONES. SOMOS LA MONEDA

CUENTA KUKUSHKA :

Muy orgullosa estoy de los niños (estas personas pequeñitas) que acudieron al taller del viernes pasado "The Magic box: feeling and emotions", tengo que decirlo.

Los admiro!

La capacidad de identificar los sentimientos y emociones de mi cara cuando salía de la caja fue magnífica, admiro la capacidad de empatía que tienen los niños pequeños.

Lo más sorprendente no es como lo decían en inglés, si no como niños menores de tres años supieron interpretar las emociones dibujadas en las fichas ocultas que encontraron cada uno en su caja-habitáculo. Cada uno interpretó la suya a la perfección y no se dejó llevar por la imitación de otro niño ( aspecto que tanto les caracteriza en estas edades, aspecto muy importante en su desarrollo personal del que hablaré en otra entrada) , si no que se mantenían con su gesto y expresión corporal hasta que les indicaba que miraran la otra ficha que debían interpretar. Otros niños simplemente estaban disfrutando por libre de su alegria en ese momento.

Y estoy orgullosa de todos, no sólo por su llamada "teatralidad", si no por la capacidad de reconocer las emociones, los sentimientos y saber que deben hacer para sentirlos plenamente o para mitigar el malestar que les causa alguno de ellos, como el sueño, cansancio, tristeza, miedo o enfado y las aceptaban.

No rechazaban ninguna sentimiento o emoción, todas las consideraban bien y las admitian con normalidad.

Un hurra por ellos!!!

Yo me pregunto, por qué cuando vamos siendo adultos rechazamos muchas de nuestras emociones y sentimientos indistintamente del sexo que seamos?

Cómo somos capaces de ir en nuestra contra de esta forma tan cruel, rechazando, ignorando y repudiando mucho de lo que sentimos?, cuando está comprobado que desde que nacemos las aceptamos y las queremos por lo que son: nos hacen ser persona, nos ayudan a salvarnos, a vivir plenamente y en armonía.

Realmente mi opinión es que los "teatreros" no son los niños (su teatro es un modo de encontrar y practicar su forma de expresar lo que sienten), los verdaderos teatreros somos nosotros porque fingimos estar bien cuando estamos mal, porque fingimos estar mal cuando no es correcto manifestar alegría, porque no lloramos cuando sentimos nuestras lágrimas a punto de salir y no estamos en privado, porque aceptamos lo que no nos gusta con una sonrisa, etc.

Para llegar "alto" socialmente parece que lo correcto es sabotear nuestras emociones como mínimo, anular cualquier atisbo de sentimiento como medio y del máximo no hablo ahora.

El mal existe, me dijo mientras paseábamos conversando agarrados por el brazo una noche de verano untados de repelente de mosquitos, escuchando el sonido de grillos y de polillas chisporroteando en las bombillas de las farolas, el maravilloso Señor Don Vicente Ferrer estando yo en la India.

Me quedé pensativa mascando sus palabras (antes de tomar mi turno en la conversación). Pensé, si claro que existe....a lo largo de mi vida he visto mucho mal, pero mi mente comenzó a divagar por mi empeño en seguir manteniendo que el hombre es bueno por naturaleza como defendía J. Rousseau.

Antes de que yo articulara una palabra el Señor Don Vicente Ferrer dijo: "El mal es la ausencia de sentimientos".

Eso es!!!! esa era la clave que me faltaba para hilar mi propia teoria personal entre las teorías enfrentadas de J. Rousseau y T. Hobbes, que me quitó muchas horas de sueño en una época tras pasar un espacio de mi vida trabajando como educadora en la planta de alta seguridad de regimen cerrado en un "Centros de menores bajo medidas judiciales" lo que se denominaría "Cárcel de menores", pero está legalmente prohibido llamarlo así.

Sí, efectivamente tras varios años después de la frase que me dijo el Señor Don Vicente Ferrer, bajo un estudio riguroso sobre el tema y determinados seres humanos, vi la vital importancia que tiene respetar, entender, aceptar y no dejarlos ningunear los propios sentimientos y emociones y las de los demás. Pero esa no es la base, la base vuelvo a reiterar son los NIÑOS desde que nacen.

Opino (casi quitaría el opino, pero no quiero imponer, cada uno es libre de actuar) que estamos obligados por el bien de nuestros hijos y como tanto nos preocupa lo social, pues venga!, vamos a incluirlo aquí con verdadera y gran importancia: "estamos obligados por el bien de nuestros hijos y por el bien de la sociedad a respetar, atender, aceptar, cuidar y guiar los sentimientos, las emociones y las expresiones que les preceden de los niños desde que nacen y me atrevería a decir también cuando están en la tripa de la madre, (muchas de sus patadas no son porque se mueven o estiran) lo podéis comprobar si estáis embarazas".

Si no podemos sentir tristeza, enojo, enfado, odio, ira, etc. tampoco podremos sentir alegría, sorpresa, emoción, respeto y amor. Son las dos caras de una moneda y la moneda somos los seres humanos.

Desafortunadamente he conocido muchos seres humanos que desgraciadamente son incapaces de sentir. Con sentir, por si no queda lo suficientemente claro, me refiero a sentir ni lo uno ni lo otro y no tienen ningún síndrome o deficiencia genética. Reconocen en sus momentos más bajos (cuando no consiguen lo que quieren) que darían lo que fuera por volver a sentir y ser "normales", por lo tanto, ellos saben que hubo un tiempo que sentían!, la mala noticia es que es irreversible.

Por ello cuando escucho tan a menudo decir a los niños:

"No llores, no es nada" - cuando se han dado un golpe

"De que te quejas?, pero si no es nada" - cuando les ha ocurrido algo

"Anda niño no te enfades, no llores, no te pongas así, que no ha pasado nada" - y a ellos en su pequeño mundo les ha pasado lo mismo que le ha podido ocurrir a un adulto por lo que el adulto sí tiene derecho a enfadarse o molestarse.

No debemos olvidar que el que ellos se den un golpe o les quiten su juguete preferido, es lo mismo que cuando un adulto se ha caído por las escaleras o le han robado su móvil o cartera.

Creemos que darle valor a sus sentimientos es malcriarlos y estamos haciendo todo lo contrario.

Ni hablar quiero de la frase que aún sigo escuchando hacia los niños del sexo masculino "No llores, que los hombres no deben llorar"

Yo respondí bien alto a un abuelo, a una abuela, a una madre, a una cuidadora (ya no me acuerdo de todos los que se meten a dirigir los sentimientos de mi hijo y del resto de los niños) en un parque, calle o donde tocara el caso mientras mi hijo estaba quejándose de que se había caído y venía a mis brazos a por consuelo:

"Estas confundido, si le ha pasado algo: se ha caído y a él le duele. La gravedad la valora él con sus sentimientos y yo su físico si tiene alguna herida, marca o contusión".

Lo seguiré diciendo, seguiré respetando y consolando a mi hijo y no se ha vuelto un niño "ñoño" ni me está "tomando el pelo" como se predice cuando se actúa como lo hago, como es en mi caso también conozco muchos otros que ni son niños ñoños, ni quejicas ni abusivos y estan siendo apreciadas sus quejas.

Resulta curioso como encontré en la Página Web del Estado, concretamente en el Departamento de Salud y Bienestar de uno de los estados de Estados Unidos, la importancia de respetar los sentimientos de los niños.

A mí esto me lo deja muy claro.... ¿qué quieren evitar (que se les ha ido de las manos) avisando de la importancia de los sentimientos de los niños?

Con esta pregunta finalizo esta entrada, que salen dos artículos para toda la semana......